¿Qué es el burnout y por qué sucede?
El burnout es un tipo específico de estrés laboral. Etimológicamente proviene de la expresión inglesa “to burn out”, que significa “quemarse”. Es, por tanto, una metáfora que sugiere que algunos trabajadores se “consumen” por su trabajo hasta quedar reducidos a cenizas. Esta expresión comenzó a utilizarse a mediados de los años 70 para describir cómo ciertos trabajadores experimentaban agotamiento y frustración debido a condicionantes específicos de su labor.
En los años 80, la psicóloga Christina Maslach, investigadora clave en este campo, definió el síndrome identificando sus dimensiones características. Además, los primeros estudios revelaron que era especialmente prevalente entre profesionales de la salud y docentes. Hoy en día, aunque puede afectar a trabajadores de diversos ámbitos, sigue siendo más preocupante en profesiones que requieren un alto contenido emocional.
Gracias a su origen relativamente reciente, a diferencia del estrés laboral, el concepto de burnout tiene una definición más precisa, lo que permite acotarlo y medirlo mejor. Existen instrumentos de evaluación ampliamente utilizados, y se reconoce un consenso sobre sus tres dimensiones clave:
- Agotamiento emocional. Las personas con burnout sienten un intenso desgaste emocional, que se traduce en cansancio físico y, sobre todo, en la sensación de no poder dar más de sí o afrontar las demandas del trabajo.
- Despersonalización. El trabajador se distancia emocionalmente de pacientes, clientes o compañeros, mostrando apatía. Esta despersonalización es más que un síntoma: actúa como estrategia de defensa, consciente o inconsciente, para reducir la carga emocional que demandan los demás.
- Disminución de la productividad y sensación de baja realización personal. Ante demandas sostenidas, el rendimiento del trabajador disminuye gradualmente. Aquellos que comenzaron con altas expectativas o motivación pueden sentir que tareas sencillas resultan insuperables, con pérdida de concentración, perseverancia y creatividad.
Algunos síntomas del burnout —baja autoestima, desesperanza, pesimismo, problemas somáticos, irritabilidad— pueden confundirse con depresión, estrés laboral o ansiedad, lo que puede dificultar el tratamiento si no se reconoce correctamente. Por ello, es crucial que el diagnóstico sea realizado por un profesional capacitado.
Causas del burnout
El burnout es una forma extrema de estrés, que surge cuando las exigencias del entorno superan de forma sostenida los recursos del trabajador. Puede relacionarse con el tipo de trabajo, características de la organización o del puesto, así como con variables personales.
- Tipo de trabajo. Algunas profesiones presentan una alta prevalencia de burnout, como la sanitaria y la docente (entre el 5 y el 15 %), e incluso mayores en trabajadores sociales. Profesiones con interacción constante con clientes, pacientes o usuarios implican involucración emocional, aumentando el riesgo. Sin embargo, el burnout puede presentarse en otros sectores debido a factores organizativos y personales.
- Tipo de organización y factores del entorno.
- Sobrecarga laboral: la incapacidad de responder satisfactoriamente a las demandas genera baja autoestima profesional y desgaste emocional.
- Ambigüedad y conflicto de rol: la incertidumbre sobre responsabilidades o las diferencias en las expectativas de la organización aumentan el estrés. Esto puede derivar de una mala definición del puesto o de expectativas contradictorias (atender emociones de pacientes, cumplir estándares de calidad, implicación emocional con colegas, etc.).
- Expectativas de carrera: falta de seguridad laboral, salario bajo o escasas oportunidades de desarrollo profesional contribuyen al agotamiento y a la baja realización personal.
- Características de la posición desempeñada.
- Monotonía o falta de control sobre el trabajo: entornos muy burocráticos o normas poco claras generan rutina y conflictos, causando desgaste emocional.
- Falta de información y retroalimentación: la ausencia de claridad sobre tareas y expectativas incrementa la ambigüedad de rol.
- Escaso control y participación en decisiones: la sensación de no ser tenido en cuenta reduce la implicación y motivación.
- Interacción con compañeros: relaciones laborales poco colaborativas o conflictivas aumentan el estrés emocional; la cohesión grupal y la ayuda mutua son factores protectores.
Variables personales:
Los trabajadores más propensos al burnout suelen ser:
- Sensibles, empáticos, entusiastas, altruistas y altamente dedicados.
- Perfeccionistas, autoexigentes y con baja tolerancia al fracaso.
- Aquellos que atribuyen a su trabajo un significado de autorrealización y no ven cumplidas sus expectativas.
- Personas que no logran alcanzar objetivos organizacionales, especialmente cuando estos son inalcanzables por factores externos (metas poco realistas, falta de recursos, ambiente hostil).
