El abordaje integral del burnout
Hasta ahora hemos puesto el foco deliberadamente en un abordaje individual del burnout. Sin embargo, los manuales ortodoxos sobre esta problemática recomiendan un abordaje integral, que involucre al grupo y a la organización. En muchas ocasiones, el problema no es únicamente del trabajador, sino que depende también de dinámicas grupales (intra e interdepartamentales) y de la propia cultura y funcionamiento de la empresa. En entornos o departamentos tóxicos es más probable que surjan este tipo de situaciones.
Un abordaje integral debería incluir acciones a tres niveles: individual, grupal y organizacional. Desgraciadamente, los dos últimos niveles pueden no ser accesibles, ya que los responsables de grupos u organizaciones pueden mostrarse reacios a implementar medidas preventivas o correctoras. Por ello, el único nivel completamente accionable es el individual, y muchos trabajadores con burnout deciden abandonar la empresa como forma de escapar de la situación. No obstante, conviene conocer qué acciones serían deseables a nivel grupal y organizacional para minimizar el riesgo de burnout.
A nivel grupal:
- Discusiones en grupo y puestas en común periódicas: Establecer reuniones periódicas para compartir experiencias, recursos y estrategias de afrontamiento. Los trabajadores más experimentados o resilientes pueden aconsejar a los nuevos. Este tipo de reuniones es especialmente útil en organizaciones con muchos profesionales desempeñando la misma labor, como colegios, hospitales o servicios sociales.
- Cursos, conferencias y talleres grupales: La formación individual es más costosa que la grupal. Conviene ofrecer a los trabajadores herramientas para prevenir el burnout, identificando estresores específicos de la profesión, quejas comunes y necesidades formativas. A partir de este diagnóstico, se pueden elaborar planes de formación que incluyan charlas, debates, testimonios inspiradores y capacitación específica. La prevención, como señalan los expertos, es la vía más coste-eficiente para abordar estas problemáticas.
- Seguimiento y monitorización del grupo: Es importante anticiparse a los problemas y detectar casos en fases iniciales. Existen instrumentos calibrados para ello, que pueden aplicarse en grupos de riesgo.
A nivel organizacional:
- Evaluación y reducción de la carga de trabajo: Identificar puestos con sobrecarga laboral y tomar medidas correctoras.
- Participación de los trabajadores en decisiones que les afectan: Al menos otorgarles voz, aunque no voto directo.
- Equilibrio entre vida laboral y familiar: Horarios flexibles y medidas de conciliación que mejoren la calidad de vida de los trabajadores.
- Cursos y charlas formativas: El afrontamiento del estrés es una habilidad que puede aprenderse. Programas sobre manejo del estrés, resolución de problemas y gestión de agendas pueden ser muy útiles.
- Programas de mentorización y apoyo psicológico: En profesiones de riesgo, contar con profesionales para terapia individual o grupal es recomendable. Asignar mentores a recién incorporados también puede facilitar la integración y la prevención del burnout.
- Fomento de redes de apoyo y reconocimiento: Impulsar relaciones de ayuda entre compañeros y superiores, promover el ocio conjunto y reconocer logros profesionales contribuye a un entorno más saludable.
En España, pocas empresas adoptan un enfoque proactivo en la prevención del burnout, por lo que los trabajadores suelen enfrentarlo solos. En esta web me centro en estrategias individuales considerando esta realidad. No obstante, las empresas interesadas podrían y deberían establecer programas integrales de prevención.
